El líder socialista que amenaza al "plan perfecto" de Milei
El Presidente insiste en que tiene un programa de gobierno inmejorable. Sin embargo, apareció una oposición inesperada que podría complicar las cosas. Sus nuevos enfrentamientos.
En la Argentina hay un nuevo líder de la revolución socialista que puede hacerle contrapeso a las decisiones más duras que está tomando el presidente Javier Milei. No es Myriam Bregman, que compitió en las últimas elecciones presidenciales; tampoco “Nacho” Torres, el gobernador chubutense del PRO que lo enfrentó el viernes en una disputa por la coparticipación.
El nuevo líder socialista volvió al país esta semana. No es Alberto Fernández, que decidió retornar después de un corto exilio en España. Tampoco Cristina Kirchner, recluida en el Instituto Patria, y que cada vez que opina solo levanta la imagen pública del presidente.
El nuevo líder de la revolución socialista es el Fondo Monetario Internacional. En la visita que hizo esta semana, la número 2 del organismo, Gita Gopinath, planteó serias objeciones al plan económico de Milei. Lo expresó en un comunicado que parece positivo si se lo lee apurado, pero que deja muchas dudas si se mira la letra chica.
Una aclaración: en los comunicados de los organismos internacionales siempre hay que leer lo que dice después del “pero” y descartar lo que está antes. “Hay que leerlos de atrás para adelante, como la escritura oriental”, observa un hombre que negoció con el FMI.
Esto dijo el comunicado después de la reunión que tuvo Gita con Milei (las mayúsculas y negritas corresponden a este periodista):
“En los últimos días he podido conocer mejor los progresos que se están realizando, PERO también las dificultades que ahora enfrentan los argentinos”.
“El camino por recorrer sigue siendo desafiante, y será necesaria una política monetaria y cambiaria consistente”.
PERO…
“Dados los costes de estabilización a corto plazo, es esencial sostener esfuerzos para apoyar a los segmentos vulnerables de la población”.
“Preservar el valor real de la asistencia social y las pensiones, así como garantizar que la carga del ajuste no recaiga desproporcionadamente sobre familias trabajadoras”.
“Proceder de forma pragmática para asegurar apoyo social y político también es fundamental para garantizar la durabilidad y eficacia de las reformas”.
Gita dice que estos mensajes se “REAFIRMARON” en conversaciones con académicos, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, y empresarios.
“Hubo un amplio reconocimiento de que Argentina necesita reformas de mercado para revertir la caída que se viene dando en la calidad de vida, PERO que éstas deben ser diseñadas y secuenciadas para asegurar un crecimiento sostenido e inclusivo”.
Traducción: el FMI le está diciendo al Presidente que si bien valora los lineamientos económicos en general, así como está planteado el plan es inviable políticamente y no garantiza “la durabilidad y eficacia de las reformas”. Le pide que garantice “el valor real” de los planes sociales, las jubilaciones y los salarios. Y que vaya de a poco (“secuenciadas”)
Hasta acá podría ser un hecho aislado, un rapto de locura de una funcionaria socialista del FMI. No obstante, este comunicado hay que ponerlo en contexto.
La semana terminó con la visita del secretario de Estado (canciller yanki) Antony Blinken. En una conferencia de prensa conjunta, el funcionario elogió el giro que tuvo la Argentina alineándose con la democracia occidental (mencionó el apoyo a Ucrania y a Israel). PERO al final habló de "trabajar juntos" para “resolver las fallas de la democracia”.
“Argentina tiene una importante tradición en defender el derecho laboral, los derechos humanos y los derechos de los niños y las niñas y eso será una importante área de cooperación. Cuando celebremos nuestro siguiente diálogo, nos vamos a centrar en la equidad, la inclusión y la Justicia”, dijo.
Es raro ver al principal funcionario en importancia de los Estados Unidos (después del presidente) venir a un país vecino a decirle al Gobierno que mantenga las políticas que el Presidente prometió eliminar en campaña.
Último dato: pocos días después de que asumiera Milei, estuvo en la Argentina el número 2 del Tesoro norteamericano, Jay Shambaugh. El comunicado que sacó después de la visita planteó: “Satisfacción con el compromiso del Gobierno de restaurar la estabilidad económica y discutió con sus homólogos la importancia de centrarse en mantener el apoyo a los argentinos más vulnerables durante el difícil proceso de ajuste".
Lo que está viendo el FMI (y los Estados Unidos) es que el plan del Gobierno, así cómo está armado, es técnicamente perfecto, pero políticamente inviable; funciona en el Excel pero no en la realidad.
El plan perfecto de Javier Milei
Milei insiste que tiene un plan y que cada uno de los movimientos está fríamente calculado. Ese plan, según pudo reconstruir A24.com de distintas fuentes del Gobierno, sería más o menos así:
- La inflación estaba creciendo hasta llegar a una hiperinflación. Con las expectativas de un gobierno que se hiciera cargo del tema se logró bajar.
- El propio Gobierno aceleró el sacudón con la devaluación del 120%, superior a la que estimaba el mercado. Economistas no liberales calculan que el 80% de una devaluación se va a precios; es lógico que la inflación crezca en un primer momento.
- La inflación dio 25% en diciembre. Milei logró bajarla a 20% (enero) y 15% (en febrero). Y sin controles de precios. Una demostración cabal de que el plan está funcionando.
- Después de mostrar dos meses de efectividad, Milei ya prometió que marzo y abril van a ser los peores meses. El que avisa no traiciona. Se viene el último ajuste groso con tarifazo. Quizás otra devaluación. Con el segundo shock, quema su resto de capital político.
- Aumentan las marchas y las protestas en la calle, pero como los que organizan son los más desprestigiados del país, no le meten ruido a la gobernabilidad.
- Con esa devaluación final, incentiva la liquidación de divisas por cosecha gruesa y le permite unificar el tipo de cambio y levantar el cepo.
- Durante esos meses se terminan de acomodar precios por tarifazo.
- Ahí sí arranca un proceso descendente en serio y sostenido de inflación, ya sin ningún precio pisado artificialmente porque el mercado acomodó todo.
- Luego de eso se puede sacar (vía decreto o ley) la libre competencia de monedas y la dolarización.
- Mientras tanto, sigue el ajuste del Estado y se pueden empezar a bajar impuestos para que todo el mundo entienda cómo es el modelo libertario de gestión.
- Como Milei “la vio” -porque los resultados llegaron- recupera la popularidad perdida en el segundo trimestre del año, gana las legislativas 2025, logra su mayoría en el Congreso, impone su programa y consigue su reelección.
Un plan "ferpecto"
El problema es que el crimen (el plan) perfecto no existe. Y Milei tiene -como advirtió el FMI- debilidades estructurales por todos lados y frentes abiertos por los cuatro costados.
El viernes se aceleró una pelea (¿innecesaria?) con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres. Es un dirigente joven del PRO. Tiene 35 años, fue dos años senador y hace dos meses que asumió en su provincia. Nadie puede decir que sea de la “casta” o que no tenga compromiso con “el cambio”.
El conflicto se dio así:
El anterior gobernador, Mariano Arcioni, firmó un convenio con Nación. A través de un fideicomiso le refinanciaban una deuda que iba a empezar a pagar en enero de este año.
El acuerdo, según dice el actual gobernador, era impagable e indexaba por inflación, algo inviable en este contexto.
Pidió ayuda a Nación para renegociar el acuerdo o refinanciarse en el exterior (para lo que necesita el aval del BCRA).
Nación le negó la renegociación y el aval, y ejecutó la garantía del acuerdo: dejó de mandarle la coparticipación.
Según denuncia Torres, en números concretos esto es 1/3 de la coparticipación que recibe, lo que vuelve a su provincia inviable. Nación no está dispuesta a ceder y Torres amenazó: “Si el Ministerio de Economía no le entrega a Chubut sus recursos, entonces Chubut no entregará su petróleo y su gas”.
La pelea escaló al más alto nivel político. Torres consiguió apoyo de los gobernadores patagónicos y de los de Juntos por el Cambio. Después se plegaron los peronistas, el partido radical, la CGT… Milei, chocho, festeja que la casta se alineó en su contra. Cree que eso siempre lo beneficia.
Milei contra todos
La hipótesis de Milei y sus fuerzas del cielo enfrentando a la casta (y que el pueblo siempre siga con ellos) podría ser válida.
Es cierto que todavía Milei no perdió popularidad y que el deterioro era tan grande con los gobiernos anteriores que mucha gente le tiene paciencia al que viene a proponer algo diferente.
Pero la línea es muy finita para un presidente que insiste en pelearse con todo el mundo, especialmente con aquellos que en algún momento intentaron ayudarlo
Los gastos en concepto de entrega de asistencia alimentaria a comedores están pisados, según un informe del CEPA.
Cortó el Fondo de Incentivo Docente, con lo cual los maestros van a ver reducido un 10% nominal el sueldo (además de lo que pierden por inflación). Ya hay al menos dos gobernadores que lo judicializaron en la Justicia.
Quemó los puentes con los gobernadores no alineados que podían darle algo de gobernabilidad: a Salta y Córdoba les echó funcionarios. Misiones y Río Negro ya le soltaron la mano.
Se peleó con los de Juntos por el Cambio por lo de Chubut.
La alianza con Macri está cada vez más verde.
Insulta cada vez que puede a Carolina Píparo, su aliada hasta hace 10 minutos.
Hace unos días apareció la jueza Sandra Arroyo Salgado con unas causas contra Emilio Monzó y Nicolas Massot. Gente desconfiada cree que tiene que ver con el debate de la ley ómnibus.
Casi no tiene de dónde sacar más votos en el Congreso: no solo no va a poder sacar leyes, sino que le van a bajar todos los decretos que quiera firmar. Sin política no se puede. Y Milei se quiere pelear con todos todo el tiempo. La pregunta es si esta falta de cintura no puede ser un salvavidas de plomo en el momento en que las papas quemen.
Ya lo dijo la 2 del FMI, la líder de la "revolución socialista" en la Argentina: las reformas de mercado deben ser “secuenciadas para asegurar un crecimiento sostenido e inclusivo”. Por ahora, Milei no la ve.
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